16 de octubre de 2011

Entropía

La contaminación humana es deborada por la planta, cada residuo es absorvido, cada desecho traspasa la tierra y es absorvido por ella. Lentamente la tierra se da, perdona, y nos devuelve el presente diciendo: ahora puedes empezar, ahora puedes despertar. El perdón de la tierra, de sus plantas y su erosión son como la muerte. La vida se da para que respire sus muertes.
La contaminación humana rige bajo el paradigma de la escacés, bajo la idea de que algunos "tienen o no tienen que morir de hambre". La estructura humana que surge desde la escacés, se organiza en el miedo de pasar hambre, en el miedo de morir, en el vicio de hacer certezas.
Tan profundo hay que cavar, tan profundo tejer a la inversa, para hallar lo otro, para gestar el sin miedo, para reciclar y reciclarme multiplicada, muriendo, anónima y en un yo de vacío. Quizás así (me) perdone, quizás así se sobre-viva, en el mestizaje inevitable, dejando que el recuerdo más recóndido imaginado llegue por busqueda instintiva, por rigor de huellas antiguas y "nuevas", por re-flexión.

escucho

escucho viento
melodía

hojas,
ladridos,
el silencio

escucho viento

un auto,
voces de vecinos

viento

desprendimiento de viento
viajar de viento

constante
minúsculo
calante

escucho viento
un rio de viento

aliento cósmico

Nostalgia por el presente

El verdadero deseo
es como el perdón
como leche de Madre
como memoria recobrada
como el devenir abierto a lo desconocido