17 de febrero de 2008

Dos poemas de Ezra Pound

Rebelión Contra el espíritu crepuscular de la poesía moderna Me gustaría arrancar de su letargo a éste, nuestro tiempo, cambiando sombras por formas de poder, entregando sueños a cambio de hombres. “¿Es mejor soñar que hacer?”, sí y no. ¡Sí!, pero sólo si soñamos temerarias acciones, hombres bravíos, corazones ardientes, pensamientos poderosos. ¡No!, si nuestros sueños se reducen a pálidas flores, o al lento flujo de horas que gotean lánguidas, como frutos descompuestos, desde árboles marchitos. Así vivimos y morimos en sueños, no en la vida. Gran Dios: concédenos vida en los sueños. ¡No dilaciones sino vida! Seamos hombres de verdad, no cobardes que especulan y retardan esperando que la esterilidad del Tiempo los madrugue con un gran bálsamo para males sin nombre. ¡Gran Dios: si estamos condenados a brotar como sueños y no como hombres, seamos entonces sueños que sacudan al mundo; aunque sueños solamente, con nosotros por soberanos. Y si en sombras hemos de convertirnos, seamos entonces sombras que desafíen al mundo; aunque sombras solamente, con nosotros por maestros! Dios todopoderoso: silos hombres han crecido como tristes fantasmas, al amparo de la niebla y la luz agonizante, si no hacen más que temblar ante los oscuros llamados del destino cuyos pasos violentos los abruman. Gran Dios: si tus hijos han crecido para algo tan efímero, te ordeno que reúnas el caos y engendres una nueva raza que se abrace a las colinas y agite esta tierra nuevamente. Motivo He escuchado cómo el tenue murmullo del viento busca mis huellas en el sosiego del bosque. He escuchado el tenue murmullo del viento sobre las quietas aguas del mar. Cruzando sombríos bosques he tomado mi camino. Noche y día, sobre mudas aguas, el tenue murmullo del viento he buscado.