Hay ciertas cosas que no se comprenden por qué están prohibidas, por ejemplo, el que esté prohibido pensar y leer algo diferente de la línea ideológica de instituciones, políticas de gobierno, corporaciones, necesidades de mercado, etc. que ponga en riesgo el status quo de la sociedad…
Nota: Como en San Felipe, en aquel instante de lectura de instrucciones de Julio Cortázar con R, E, F y A. y como publicación de una experiencia, de las tantas experiencias, de una titulada de licenciatura en arte en una escuelita de por ahí en Viña del Mar.
1. Para ser excluido y también odiado: hay que leer algún libro de Miguel Serrano en una sala de clases en donde hallan estudiantes seudo comunistas, como por ejemplo, un tal instituto de arte de alguna universidad de ideología cristiana-católica pero con profesores ateos, antes de que en ésta el profesor comience a enseñar o a parafrasear cosas que se conciben como conocimiento. Al leer el libro, no lo apoye sobre la mesa o las piernas y evite cubrirlo con las manos, por el contrario, levántelo deliberadamente como una sombrilla cuando nos llega el Sol a los ojos, colóquelo frente a usted alzado a la altura de su cabeza en un ángulo en que todos puedan apreciar el título y el nombre del autor, y lea tranquilamente, adentrándose al mundo poético del texto. Mientras más abstraído usted se muestre en la lectura, más lo excluirán después y comenzarán a odiarlo. Asegúrese de decir, siempre y cuando se lo pregunten, que a usted disfruta aquella lectura, y mayor aún, que le gusta la narrativa de aquel autor. Si es así, tendrá el rechazo y la falta de respeto de un casi 100% de los testigos que allí lo vieron leer. Ahora todos lo enjuiciarán y será centro de las pláticas o patrañas de los demás. El resultado tendrá un masivo y constante efecto durante el tiempo si hay al menos una secretaria chismosa. Lo más probable es que también lo califiquen de loco, como al autor, y crean acérrimamente que usted es una escoria para la sociedad. Eso si, le advierto que no será fácil vivir así la vida cotidiana, ya que ser rechazado y excluido socialmente, en una primera instancia, significa que usted estará más solo, y que, por otro lado, este método para ser odiado, no le asegura a usted que aquellos que lo aborrecen sean personas nobles de usted como sujeto de antipatía, por el contrario, lo más probable es que en ese sentido sólo logre rebajarse al prejuicio de gente relativamente ignorante que cree que sabe y se define a si misma como justa, democrática y conciente, a gente que se autodefine como una ciudadanía partícipe y responsable en pos de las diferencias, alternativa, abierta, tolerante y en convivencia armoniosa. Por otro parte, viéndole el lado positivo, si usted no tolera la hipocresía y falsedad de este tipo de convivencias-conveniencias, la operatividad con que se manejan, los discursos unilaterales e historicistas que la conforman y legitiman, entonces sonría y camine tranquilo, vaya en paz haciendo sus cosas, sus amores y aventuras, porque ya no se tendrá que preocupar de lidiar con ellos ni con ello, ni con la tonta culpa de que a usted le gusten los cuentos de Miguel Serrano, por ejemplo, mientras a un mismo tiempo se ha aprendido al derecho y al revés la dialéctica filosófica de la Escuela de Frankfurt. A usted le entretiene su propia flexibilidad y sabe que es libre de leer tanto el Le Monde Diplomatique, como El Ciudadano y la Ciudad de los Césares. Ahora, si usted quiere ser rechazado y odiado, pero a diferencia del ejemplo anterior, usted no conoce o no le gusta la poética de Miguel Serrano, no se preocupe, porque lo importante es la contraposición del gesto y su tema con el contexto y su tema. Es decir, si usted comienza a leer a Marx o a Debord en medio de personas que son de la UDI o la RN, seguramente también tendrá esos resultados. Sería como cantar un mantra budista en una misa protestante o católica, sería como comer carne en un encuentro Hare Krishna. En resumen, para ser excluido u odiado, debe ser anómalo al conjunto, al grupo social y lo que éste impone, aunque esto parezca que es usted quien falta el respeto en un primer momento. Por último, pero no menos importante, considere que no será odiado o ignorado del todo por todos, porque habrá un menor grupo de personas, tal vez sólo una, si es que no es ninguna, que no lo catalogará, sino que probablemente sonreirá humildemente al igual que usted, al ver, entre otras cosas, las reacciones de las personas y las contradicciones o fenómenos que ocurren en la vida.