29 de mayo de 2009
23 de mayo de 2009
¿He estado pintando?
Acabo de esbozar en una madera preparada un desnudo de mujer.
Es más grande en relación a las pinturas que he estado haciendo.
Salté a un formato mayor.
Siento que pintar me acalora. Digo cosas con el color y el trazo, que con la palabra qué sé yo de qué manera se diría.
Un ritmo baja por al sangre y toma vida propia, materiales propios, color y sentido de querer ser.
Las preguntas por lo materno y la pudrición me han tejido a mí. Desentramo y trenzo relaciones a cada instante, en gestos que tocan los cuerpos de otros, palabr
as que se cruzan, miradas, silencios que se fugan de los tímpanos a las paredes de las habitaciones, y luego a las olas, y luego a las quebradas de los cerros.
Ahora me detengo en la forma que se arma, en la vibración luminosa de una conformación.
Piel que habla.
Me detengo cada vez más adentro, más adentro. Pasando por la pequeñez de los poritos, de puntos capilares, de fluidos secretos y la respiración de los micromundos.
Tengo dibujos en mi garganta y mi mano es una lengua que canta luces inesperadas. Luciérnagas de tejidos, lunas maculadas construyendo pétalos de yeso, que parecen fruteras, que parecen pañuelos.
Detalle de trabajo textil.
Tu
Contemplo tus regalos en la pared que se eleva junto a mi cama,
Pero me raptan tus trazos, una diagonal.
Me caigo a tu piel de papel, al vacío de tu pulso hecho línea
Y mi boca no sabe por dónde enrollarse
Salpica besos deseosa de tu textura, de tu piel erizada,
De la luz temblorosa que sostiene nuestros cuerpos.
Me devuelvo a mi cama, a mi silla, a mi lápiz, a mi pincel
Y veo a mi pieza llena de intensiones, de invitaciones,
Pero cuando te echo de menos, todas se enmudecen a instantes
Y tus regalos parecen hechizarme.
Cualquier viaje, me dices
Con una brújula marcando a todas partes.
Y junto a ella un torbellino anaranjado que se abre,
Que se fuga palpitando un canto
Como un tambor lejano anunciando la lluvia.
Miro las marcas que dejaste en la arena y cómo tras de ti
Las olas las desvanecen.
Sólo presente.
Pero soy en relación contigo, entre otras cosas.
Y cuando contemplo tus regalos
Puedo despertar de la ilusión de mi misma
Y ser, algo así como un río.
Entonces ahí, creo que quizás, somos uno.
Pintando algo
13 de mayo de 2009
Luz y cuerpo
La luz sostiene —ingrávidos, reales— el cerro blanco y las encinas negras, el sendero que avanza, el árbol que se queda; la luz naciente busca su camino, río titubeante que dibuja sus dudas y las vuelve certidumbres, río del alba sobre unos párpados cerrados; la luz esculpe al viento en la cortina, hace de cada hora un cuerpo vivo, entra en el cuarto y se desliza, descalza, sobre el filo del cuchillo; la luz nace mujer en un espejo, desnuda bajo diáfanos follajes una mirada la encadena, la desvanece un parpadeo; la luz palpa los frutos y palpa lo invisible, cántaro donde beben claridades los ojos, llama cortada en flor y vela en vela donde la mariposa de alas negras se quema: la luz abre los pliegues de la sábana y los repliegues de la pubescencia, arde en la chimenea, sus llamas vueltas sombras trepan los muros, yedra deseosa; la luz no absuelve ni condena, no es justa ni es injusta, la luz con manos invisibles alza los edificios de la simetría; la luz se va por un pasaje de reflejos y regresa a sí misma: es una mano que se inventa, un ojo que se mira en sus inventos.
La luz es tiempo que se piensa.
.- Octavio Paz.