13 de octubre de 2006
Un grillo posado sobre la madre de la piedra.
A SAVAL por sus 50 años, a mi tio Lucho por su música y a mi padre por su presencia.
"Me encanta oir como las cosas cantan"
.- R. M. Rilke.
Las butacas, medio llenas en la penumbra,
y en el escenario, un piano y su músico se elevaban sobre un lago.
Desde el silencio cantaba un grillo.
Desde el silencio fueron desplegándose hasta el aire del umbral,
hilos que tejían punto a punto, cada nota.
El fervor llega a las manos. ¿a quién le canta, a quién llama?
Piano de fuego sobre el agua, tu olor
es como una melancolía tenue y amarilla,
derramada, cual rocío nocturno sobre oídos taciturnos.
Las gotas decantaban en su aire de otoño. Rectos troncos
de ramas mecidas por la brisa y sobre las hojas,
mujeres violetas imitan al mar en luna llena, ¡y brillaban
más que una fogata en una caverna!
Todo sucedió, lentamente
en un segundo…
…como cuando era niña y a mi padre por las noches
le daba por cantar y tocar su guitarra. Sobre los ojos,
mis párpados como bálsamo cobijaban el sueño,
y mi sueño, era el más hermoso lugar de aquella música…
…un bosque de otoño bañado del crepúsculo,
bañado de la noche,
manto diáfano que respira.
10 de octubre de 2006
Nunca olvidaré el vuelo de los pelícanos
En el mar
puedo sentir su aliento tejerse en el aire, por
el vuelo desnudo y simple de las gaviotas.
Lozano recuerdo: el espíritu como un pelícano.
A Marlen, hermana y compañera de vida.
¿Por dónde andan tus manos?
Antes eran tan torpes, anhelaban todo para tan sólo abandonarlo,
dejarlo allí perdido, botado, arrojado a medio andar.
Buscaste insaciable todo. Devorabas, como un monstruo.
Te fuiste secando. Invernaste hacia dentro.
Tu cuerpo sin vida ya nada respondía, enfermo,
padeció las más abruptas y oscuras apariciones…
Todo quedó callado… incluso yo.
Cuando la hoja cae al suelo ya no tiene nada que pensar,
ya no tiene que pelear, sólo rendirse, pudrirse,
morirse crujiendo en el fuego.
¡Te ha salvado la vida! Querida amiga, a ti, un beso te ha despertado.
Lo antiguo se te ha manifestado, tu mundo de antaño.
Fuiste como los árboles en el invierno.
Desnuda y fría. Morena y cansada.
¡Ni yo entre a tu mundo subterráneo!,
¡era tuyo, sólo de ti!
¡Mi valiente amiga, sólo la voz de tu voluntad es la que vale!
Y tu voluntad ahora, la veo en tus manos.
Están vivas, llena de callos y una que otra herida.
Querida amiga, ese beso, te dio la tierra, te dio tu vida.
¿Por dónde andan tus manos?
…oliendo hojas, quehaceres, a una niña…
…haciendo sonar el corazón de las ballenas
como el dulce gemido de tu alma.
Nuestro secreto
es la libertad, la libertad desde las raíces.
Queridas manos vivas de mirada verde,
me heredaste el color en una tarde de pelícanos.
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